No a la Censura en Honduras
La libertad como principio fundamental, no solo nos permite expresar las ideas de nuestra mente mediante el uso de la palabra o el arte, sino que también nos abre un universo de oportunidades de también poder conocer los pensamientos de los demás. Por lo tanto, la libertad de expresión no consiste solamente en poder expresar nuestro pensar, sino que también poder discernir si nos interesa conocer el pensar de los otros. Para que este proceso pueda llevarse a cabo es fundamental tanto que no se nos limite la expresión así como la capacidad de poder decidir qué ver, escuchar o leer.
Debido a duras circunstancias por las que pasa nuestra Honduras, algunos sostienen – de manera equivocada – que transmitir la verdad de lo que ocurre es la causa de la violencia en el país. Dado que ignoran las causas reales de ese flagelo conllevaría a la falta de igualdad de oportunidades, cuando los reclamos profundos que existen por parte de varios grupos, son debidos a la rampante impunidad que el Estado mantiene al no castigar nunca a los culpables de cualquier delito, desde cruzarse un semáforo, no pagar sus impuestos hasta robar y malgastar los recursos del erario público.
Es esa impunidad sumada a la falta de apoyo real de la comunidad internacional en el problema del narcotráfico, las causas reales de la violencia, no una fotografía o portada que nos indica la cruda realidad en que vivimos.
Quisiera cerrar con dos ejemplos de que el mostrar la realidad tal y como es, permite que las sociedades se puedan transformar para el bien: primero recordemos lo ocurrido en la Primavera Árabe en el 2010 cuando en Túnez, Tarek al-Tayeb Mohamed, un vendedor ambulante de 26 años, se prendió fuego en protesta, después de que oficiales de la municipalidad le confiscaron sus bienes de forma humillante. Este acto fue el detonante para la revolución Tunecina, siendo transmitido por las redes sociales, que hizo reaccionar a ese pueblo que debían liberarse de la dictadura de 23 años del tirano Zine El Abidine Ben Ali. Ben Ali se retiró el 14 de enero de 2011 por la fuerte presión. Esta acción generó un tipo de efecto dominó, causando las mismas revueltas en Libia y Egipto.
Si la sociedad hubiera censurado las imágenes, por duras que fueran, es probable que esas naciones siguieran bajo el yugo de la tiranía. La situación del Tibet es otro ejemplo.
Otro ejemplo palpable de la necesidad de contar con la libertad de acceso a información, por fuerte que sea, son los documentales que nos narran de manera cruda los actos que varios regímenes antidemocráticos practican, como fuera el ejemplo de Alemania Nazi. ¿Quién puede tener una visión tan corta como para pedir que estos documentos fílmicos no se difundieran? ¿O que se censuren porque pueden generar violencia? Cuando más bien lo que buscan es que aprendamos de nuestros errores y que no se repita la historia.
Exijamos, entonces, a nuestros gobernantes que no cometan los mismos errores de dictadores, como Hitler, imponiendo la censura a la ciudadanía y sociedad.
Fernando García Merino